martes, 30 de diciembre de 2014

Prólogo

Le tenemos miedo a lo diferente. Crecemos dentro de nuestra cuna viendo como el mundo reacciona a base de respingos. Nuestros ojos negros como perlas aprenden más del miedo que abrazan los adultos que de la felicidad, quizás porque no malgastan mucho tiempo en ella. Pero hemos dejado de babear. Y ya no somos esos.
Sigues evolucionando y lo que antes era del tamaño de una mano acaba siendo un amasijo de dudas, un montón de cables cruzados sujetos por unas hormonas temblorosas, de respuesta compleja. Por eso cuando nuestros padres nos contestan con monosílabos no los entendemos:
Empecemos a comprender que la vida es demasiado difícil y que existen más palabras que el sí y el no. Y ya no somos esos.
Si nos sentamos durante horas frente a una película demasiado larga de la que soy partícipe, no es porque no nos interese el mundo exterior, es porque ya lo hemos vivido demasiado tiempo. Sabemos la forma, el tamaño, el color de los columpios del parque desde antes de abordar nuestra adolescencia. Y ya no somos esos.
Hemos conocido a gente de todos los lugares del mundo. Un severo polaco, un charlatán inglés, un tranquilo español, un arrogante italiano, un inseguro francés… Todos ellos me han contado historias más apasionantes que aquellos libros de texto que tuvimos que tragarnos en la secundaria y en el bachiller, bajo el criterio de una vieja que no entiende nuestras palabras, sosteniendo sus gafas como la varita de una bruja. Y ya no somos esos.
¿Pueden otros prometernos que nos rescatarán con la ayuda de un hombre rubio y una espada ancha? ¿Pueden otros prometernos que amaremos algún instrumento mucho más de lo que amamos la ocarina? ¿Pueden otros prometernos que se nos quedará el mando frío huyendo de una loba francotiradora?
Somos jóvenes, vivir es lo nuestro.
Y ya no somos esos.
Ahora gritamos. Agarramos con fuerza nuestra silla, nuestra espada y nuestro escudo. Maldecimos. Golpeamos la mesa. Nos tapamos los ojos. Rascamos nuestra nuca buscando respuesta. Y animamos. Animamos a nuestros semejantes. Para que lleguen lejos. Porque el sueño que se cumple se refleja en nuestra alma cuando lo vemos tirado en el suelo, entre sillas, llorando de la emoción.
Puede que no nos entiendas, pero jamás hemos conocido a nadie que lo haga.
A veces podremos decepcionarte, mientras tanto…
Eso somos.
El futuro.

Bienvenido.

Lee la novela completa aquí:
Novela completa ePub
Novela completa PDF

No hay comentarios:

Publicar un comentario